La voz continuó: «Si quieres escapar por alguno de los senderos del tiempo, debes descifrar el enigma de los senderos del tiempo, debes descifrar el enigma que presiona tu subconsciente. Para ello debes encontrar los ocho elementos que repartidos por la eternidad de este submundo te ayudarán a lograrlo. Deberás luchar con todos los espectros que tu encuentres vagando perdidos en la inmensidad de este lugar.
La voz calló y el silencio, de nuevo, lo invadió todo. Me había quedado petrificado.
Me sentí morir y quise gritar, pero en vez de eso, una enorme gota de liquido viscoso salió de mi boca a gran velocidad. Recorrí mi cuerpo con la mirada y sentí una espantosa repugnancia ante lo que estaba viendo.
Mi esbelto cuerpo se había transformado en algo deforme. Más parecía un monstruo que un hombre. ¡Debía descifrar el misterio rápidamente!
Comencé a buscar, sin saber que, ni donde.
Pasé por mil vicisitudes…
Evité infinidad de peligros…
De repente, ante mí se postraba uno de aquellos monstruosos pobladores de este submundo. Creí que era el fin. Sin saber como expulsé una excreción similar a la que brotó de mi cuerpo cuando traté de gritar. El contacto entre ese viscoso liquido y el monstruo produjo un curioso fenómeno visual instantáneamente una gota enorme se precipitó hacia el suelo.
Una fuerza infernal se apoderó de mi y preso de mi ataque de ira, me abalancé sobre el liquido y de un trago lo absorbí. ¡Era sangre! Había bebido sangre y lo único que sentía era mayor vigor, sentía como si hubiera renacido. Si quería sobrevivir en Undergrounds tendría que ingerir la sangre de mis victimas.
Después de sortear todo tipo de obstáculos y abrirme paso entre innumerables enemigos en mi paraje lleno de misterio y muerte, lo encontré. Desvelé mi aterrador, mi ridículo misterio. Después me sentí convertir en algo ligero y difuso. Y me elevaba, me elevaba…
De pronto apareció en la pantalla con caracteres de diseño retorcido: ¡ENHORABUENA! Has conseguido salir de UNDERGROUND. Manolito dio un grito de alegría y salió triunfante de la habitación, dejando tras de sí un humeante ordenador que a duras penas podía tocar la música de felicitación.
 (2).png)
 (1).png)
 (3).png)
 (4).png)